Es una pena que muriera Elmore Leonard. Junto con Stephen King, es uno de esos escritores que puedes leer todo el verano sin aburrirte. Al igual que King, tenía esos detalles extraños que revelan al tipo interesado en escribir buenas historias: estaba suscrito a periódicos carcelarios -editados por los mismos presos-, leía las necrológicas, guardaba una colección de guías teléfonicas del año de la cocoa, tenía mapas de una misma ciudad en distintas épocas y a veces le gustaba pasar la noche de un sábado sentado en la sala de emergencia de un hospital. Era un escritor.
