Es re fácil basurear a Brad Pitt, pero aparte de pinta, onda y cierto talento, un actor tiene que tener olfato para elegir papeles y armar su carrera. Comparen a Pitt con Rob Lowe, Matt Dillon, Greg Kinnear o Keanu Reeves. Son de su misma generación y ninguno era mejor ni peor que Pitt cuando empezó. De hecho, Dillon había trabajado con Coppola, Arthur Penn y Gus Van Sant antes que Pitt llamara la atención en Too Young to Die (1990) y aún así Dillon lleva una década rebotando en telefilmes y comedias boludas. El actor que piensa su carrera merece mi respeto.
