Hoy es el Día Internacional de Conmemoración de las víctimas del Holocausto. Y la efeméride me trajo a la memoria el fragmento de Si esto es un hombre, la memoria que Primo Levi escribió sobre su paso por Auschwitz. Y el fragmento -que Hitchens usó para abrir su ensayo Dios no es bueno- es magnífico por la manera en que rebate el más terrible de los clichés, aquel que dice que se puede mantener la esperanza en el horror a través del cuento de hadas de rezarle a la misma deidad que permitió la existencia de Auschwitz.
“Poco a poco, prevalece el silencio y entonces, desde mi litera que está en el tercer piso, se ve y se oye que el viejo Kuhn reza, en voz alta, con la gorra en la cabeza y oscilando el busto con violencia. Kuhn da gracias a Dios porque no ha sido elegido. Kuhn es un insensato. ¿No ve, en la litera de al lado, a Beppo el Griego que tiene veinte años y pasado mañana irá al gas, y lo sabe, y está acostado y mira fijamente a la bombilla sin decir nada y sin pensar en nada? ¿No sabe Kuhn que la próxima vez será la suya? ¿No comprende Kuhn que hoy ha sucedido una abominación que ninguna oración propiciatoria, ningún perdón, ninguna expiación de los culpables, nada, en fin, que esté en poder del hombre hacer, podría remediar ya nunca? Si yo fuese Dios, escupiría al suelo la oración de Kuhn”.
