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Channel: El blog de Villalobos Jara
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Algo que pensé escuchando por enésima vez All my Friends de LCD Soundsystem

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Hay una tristeza inherente a las redes sociales y es que son, claro, la ortopedia actual para reemplazar la pérdida que más nos duele: que ya no hay manera de que todos experimentemos de forma colectiva y simultánea algo que no sea un terremoto, una elección o una copa del mundo. Y puede que ni siquiera sea una pérdida: los que ya pasamos la treintena recordamos bien el horror de un mundo con dos canales de televisión, una sala de cine y un kiosko donde todos los diarios decían lo mismo. Pero una pérdida no tiene que ser real para ser lamentada y una nostalgia personal no necesita estadísticas para asumirse como generacional. En términos tecnológicos, vivimos una época gloriosa si lo que queremos es revisar el pasado. No es tan gloriosa si queremos recuperar el sentido de las imágenes de ese pasado.

Es habitual que en las redes se vea correr de un lado a otro a gente que quiere enterarse de la última serie o del último libro. No creo que la motivación detrás siempre sea esnobismo. Creo que a veces se trata de gente que quiere rozar una sensación comunitaria que ahora sólo dura un par de tuits frente al televisor: “¿Vieron eso que dijo ese imbécil?” “Lo vi. Qué tarado”. Y a otra cosa.

Las fiestas siempre han estado llenas de gente aburrida en los bordes de la pista de baile. Lo bueno es que ahora tienen teléfonos para mirar y eso de verdad es un progreso maravilloso. Pero un like en un status de FB no es lo mismo que saltar juntos en un recital y coincidir en un hashtag no es lo mismo que compartir una cultura común.

¿Dónde están “todos los amigos”? Cada uno en su rincón. Esos rincones pueden ser maravillosos. Incluso pueden tener ventanas. Igual siguen siendo rincones.

 

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